Los ORÍGENES
Así nació la Abadía de San Isidro de Dueñas
Así nació la Abadía de San Isidro de Dueñas
En la confluencia de los ríos Pisuerga -antiguo Pisorica- y Carrión, en el término municipal de Dueñas (Palencia) se encuentra el monasterio de San Isidro de Dueñas, fácilmente observable al paso del tren que une Valladolid y Burgos.
La fachada románica de su iglesia, con una antiquísima torre defensiva y llena de remiendos que delatan épocas diversas, contrasta con el resto del edificio, de corte herreriano, que data de la reconstrucción del siglo XVII.
El primer documento que nos habla de la existencia de un monasterio es un privilegio de García I, rey de León, otorgado el 15 de febrero de 911.
Pero el origen remoto se sitúa muy verosímilmente en la época tardo romana, en relación con Villa Posídica, villa romana cuyas ruinas se encuentran a unos doscientos metros del monasterio, en la que se han hallado preciosos mosaicos y que parece perteneció a la familia del emperador Teodosio. Es muy posible que el río Pisuerga haya tomado su nombre de esta Villa.
La tesis más audaz sitúa aquí la casa y la comunidad de mujeres religiosas a las que se dirige la peregrina Egeria o Euqueria en su célebre Itinerarium, en las fronteras de los siglos IV y V.
En cualquier caso, fue en su entorno -en el antiguamente llamado castrum domnas- donde se formó la comunidad de monjas que dio lugar al topónimo del monasterio -San Isidoro de (las) Dueñas-, de donde tomó luego su nombre el pueblo de Dueñas.
Casi seguro que a las domnas se debe la llegada de las reliquias del patrón del monasterio, San Isidoro, mártir alejandrino llamado también de Quíos por la isla griega en la que sufrió el martirio, que murió en el año 251 durante la persecución del emperador Decio. Otros, menos fundadamente, sitúan la llegada de las reliquias en la época cluniacense del monasterio.
Durante la época visigótica debió existir en este entorno un monasterio dúplice: las monjas en san Isidoro y los monjes tal vez en san Juan de Baños, a tres o cuatro kilómetros, bajo la titularidad de san Martín de Tours.
Desaparecidas las monjas por la invasión musulmana, Alfonso III el Magno (866-910) restaura el monasterio para cederlo a monjes que procederían de Córdoba, huyendo de la dominación islamita. Su hijo, el rey Don García (+914), gran bienhechor del monasterio como lo fue su padre, fue quien devolvió al lugar las insignes reliquias de san Isidoro mártir.
Cabe también la posibilidad de que con la restauración se reanudase en la zona el monasterio dúplice, ya que una antigua noticia, aún no estudiada a fondo, sitúa la desaparición de las monjas en 950, fecha en que una incursión musulmana habría acabado con la vida de la comunidad y de su última abadesa, Esmaragda. Los monjes ocuparían entonces su lugar, añadiendo la titularidad de las monjas a la suya de san Martín.
De hecho, durante siglo y medio, entre los años 938 y 1097, las donaciones por parte de los reyes castellano-leoneses se dirigen al monasterio bajo el doble patronazgo de san Isidoro y san Martín, pero desde fines del siglo XI prima san Isidoro, quedando san Martín relegado a una iglesia próxima al monasterio, pero desconocida actualmente.