Constituciones
“La Orden Cisterciense es un Instituto monástico de vida íntegramente ordenado a la contemplación. Por eso los monjes se dedican al culto divino según la Regla de San Benito dentro del recinto del monasterio. En soledad y silencio, en oración constante y gozosa penitencia, ofrecen a la divina majestad un servicio humilde y digno a la vez, observando lavida monástica según se determina en estas Constituciones.” (c. 2)
“La vida cisterciense es cenobítica. Los monjes cistercienses buscan a Dios y siguen a Cristo bajo una Regla y un Abad en una comunidad estable, escuela de caridad fraterna. Porque los hermanos tienen un solo corazón y un solo espíritu, lo poseen todo en común. Al llevar unos las cartas de los otros, cumplen la ley de Cristo y, al participar de su pasión, esperan entrar en el reino de los cielos.
El monasterio es escuela de servicio divino. En ella, Cristo se forma en los corazones de los hermanos mediante la liturgia, la enseñanza del Abad y la vida fraterna. La Palabra de Dios instruye a los monjes en la disciplina del corazón y en la ascesis. De este modo, dóciles al Espíritu Santo, pueden alcanzar la pureza de corazón y el recuerdo constante de la presencia de Dios.” (Constituciones y Estatutos, c. 3)